Montañas, barrancos, viajes...Montañas, barrancos, viajes...
 RAM RAM
Monday 30 de March de 2009, 00:04:24
Un Monte... Perdido
Tipo de Entrada: RELATO | 3 Comentarios | 2635 visitas

La “esencia de un propósito”, la utopía, se cumplió al fin y me gustaría compartirlo relatando ese momento vital; ya se que muchos de vosotros que estáis muy curraos en el tema pero siempre habrá iniciados interesados y expertos amantes de los buenos recuerdos. La primera ascensión a Monte Perdido, no por el logro en sí, de una montaña que normalmente no presenta una gran dificultad técnica, si no por lo que representó cuando la montaña y todas las actividades posibles en ella, llenaban mi vida. A día de hoy sigue sin llegar a estar colmada. Fue un sueño ansiado que tardo muchos años en cumplirse, un deseo amplificado por el tiempo, que obtuvo una recompensa muy superior a la soñada.

A modo de introdución esta sencillo relato tiene su equilibrio
entre lo textual y lo grafico, he tratado de nivelar como me ha sido posible, mi ya limitada
gramatica con unas diapositivas
escaneadas, que bueno, no están del todo mal.
Para situaros en el contexto adecuado y comprender el
significado que tenia aquella salida he retrocedido algunos
años en el tiempo para iniciar el relato, espero que os resulte interesante. 


                                                              Cotatuero desde la Faja de Pelay 

 

Relato:

Sobre los 14 años, edad en la que ya mezclaba los estudios
con el mundo laboral y empezaba a ver mis primeras pesetillas,
a mi padre se le ocurrió que no podía andar los fines de semana
por ahí suelto en las calles y decidió colocarme en una asociación
de montaña, aquel hecho tan acertado por su parte, me abrió
un mundo nuevo en el cual aun sigo inmerso, el de la
búsqueda de nuevos caminos, aventuras y retos por los
que luchar. Mi relación con la montaña empezó poco apoco a
perder el divertimento ingenuo e infantil propio de la edad.

 


                                                   Lo que dejabamos atras

 

Aproximadamente tendría ya los 16 años cuando mi
interés fue coloreando un matiz más deportivo, me refiero
a la escalada, por entonces los artilugios eran, comparados
con los actuales, muy primitivos, los mosquetones Faders de a Kg.
Los buenos, si tenias, los Bonnatti, también de hierro, únicamente
los estribos muy usados en artificial tenían los peldaños de aluminio.
Ya que decir, de buriles, plaquetas y clavijas de hierro dulce,
toda una Herrería. Los lugares de iniciación, pues no se si
alguien se acordará de las escletxas del Papiol, o de Sot del Bac
en Figaró con sus torres “Germana Gran i Petita” y el
“Sostre de la falca”, (mi primera escalada fue en ese diminuto techo)
con un material instalado del que hoy nadie se atrevería a colgarse,
por entonces se escalaba con Cletas, una bota ligera
con suela Vibram, ya me gustaría tener unas, los gatos de ahora
parecen ruedas de GP, se pega a la pared como chicles.
Después vino Montserrat, según me iba relacionando avanzaba
por esta senda, no hice demasiadas vías, pero mi relación
con la adrenalina iba tomando una divertida y estimulante conjunción.

 


No se dejaba ver, pero estaba.

 

Dejándome llevar por la curiosidad intrínseca que me
domina, un conocido me invitó a visitar un club de montaña
que a buen seguro ya no existe, se llamaba GELERA, estaba
junto al mercado de Hostafranch (ojalá alguno de ellos
esté leyendo esto) todo cambió por completo empecé a
salir con la sección de espeleológica y aquello ya fue la
reostia no solo me metieron en agujeros increíbles si no
que aprendí de buena mano a utilizar material mas sofisticado
y técnicas de seguridad y progresión que desconocía, también
aprendí a llevar el bocata y a apretarle el culo a la
bota de vino, la verdad es que eran unos borrachuzos
encantadores. Nunca olvidaré los almuerzos en aquellas
cavidades tan estrechas a base de vino y cachondeo.

 

             Ya estabamos realmente cerca.

 

Aquel grupo todos mayores que yo estaban entusiasmados
con el grumete que navegaba con ellos, me sentía seguro y
donde ellos se metían detrás iba yo, y eso creó un vinculo
de amistad importante, pero la vida como un rió de aguas
bravas no se detiene ante nada y empezaron a casarse y a
dispersarse y todo aquello se diluyo como sin el rió citado
se lo tragara el mar.

 


                                    Ya dejo de ser un Monte...Perdido

 

Luego empezaron las primeras incursiones en ascensiones a
pequeñas cimas, seguía relacionado con la primera asociación
de montaña y después de mucho insistir y preparativos
conseguí convencer a dos que fuéramos al Puigmal en invernal,
eso si ya con Kamets, polainas y unos canguros de entonces
que no servían para nada. Después de algunas salidas
similares, Besiberris no culminado etc. un gran sueño se
empezó a fraguar, se llamaba Monte Perdido, en aquellos
años y a nuestra edad que se llamase Perdido ya le daba
una gran entidad.

Por circunstancias de la vida, tome otros derroteros durante
varios años alejándome de la montaña. Esos años estuvo
Monte Perdido, como una signatura pendiente, en mi mente,
reconozco que no era para tanto, pero el espíritu de
aventura, el desconocimiento del medio y esa promesa personal
estaba esperando que llegase el día.

 

                   En el Marbore con cautela. 

 

De la caja de bombones que es el destino y por arte de
birlibirloque, tome el bombón del agua que fluye descontrolada
montaña abajo, y llegó hasta mí la noticia de una nueva actividad
en la que influyeron mucho los franceses y fue el descenso de
barrancos, estuve realizando esta actividad por libre durante 12 años,
por un lado ya estaba cansado y por otro la masificación que
vino después, puso fin a esta otra relación.

Y llegó el momento de tomar altura, también insistí, tocaba
Monte Perdido, el viejo sueño juvenil estaba a punto de
conquistarme, con las mochilas a punto de reventar de exceso de carga.

 


                                         Marbore con Vignemale

 

Iniciamos el ascenso por el Cañón de Ordesa desde el aparcamiento
y fuimos en busca de la senda de los cazadores y cogiendo
altura llegamos a la faja de Pelay, era por la tarde por  con las
ultimas luces y por una hermosa senda. Decidimos poco antes
del repechón que nos llevaba a Goriz realizar nuestra primera pernocta.

Al dia siguiente tenia mis dudas respecto al exceso de carga todo
un precavido novato, tambien es verdad que teniamos previsto pasar
tres noches en las alturas y eso tenia un coste de sherpa. Ese día
nos metimos un buen palizón, terminamos de cruzar el valle pasamos
por Goriz, dándonos un descanso, luego de nuevo con el armario
a cuestas llegamos al collado del cilindro. Junto al lago dejamos
las mochilas y encaramos la canal que lleva al hombro, algo nevado
y a la cima que al fin alcanzamos.

 

                                                      
                  Ahora mismo no recuerdo desde donde se hizo esta foto, Marbore

Cuando ves una película por primera vez es cuando mas te
impresiona y se ven tantas formaciones calcáreas,
plegamientos, lapiaces, 3miles, en una sola sesión que no la
llegas a olvidar, ni siquiera yo que tengo memoria de pez.

Despues de las fotos de rigor y de un largo disfrute
en la cima identificando cimas, discutiendo como crios sobre
la identidad de puntos muy lejanos. Artos ya descendimos
al collado recogimos nuestras mochilas y continuamos hacia el oeste.

Después de pasar unos neveros y prácticamente en línea con el
Marbore realizamos nuestra segunda pernocta.

 


                                           Ya os podeís poner acontar hasta el Tallion

 

Al día siguiente y por un inmenso pedregal nos fuimos en
busca del Marboré, nos sorprendió lo plana de la cima y el
espectáculo de todos los picos que se encadenaban hacia el Oeste.

Continuamos por las alturas creo que coronando algún pico mas,
hasta que tuvimos que descender en busca del paso de los sarrios


                           No se puede evitar esta foto.

 

(si no recuerdo mal) haciendo la visita de rigor a la gruta de
Casteret, al fondo de la sala una enorme columna destacaba
sobre lo que parecía un estanque helado, entramos con mucho
cuidado desconocíamos si el hielo era frágil y la profundidad
bajo él, cuando ya tuvimos confianza no pude resistirme a bajar
aquella especie de cascada helada con un  rappel que había
montado otro grupo, el tramo creo que se llama el  Gran Niagara,
de hielo fósil, una vez abajo mi pequeño frontal reflejaba la cavidad
que parecía un cielo estrellado, también vetas de azules en un hielo
de gran grosor y transparencia  le daban un ambiente muy especial,
no había visto nunca nada igual en una cueva.

 


Esta columna al fondo de la sala era impresionante, me dicen que ya no
queda nada de ella, y que el suelo de la sala solo es agua, ya me contareis. 

 

Despues
continuamos hacia la Brecha por una sirga de acero en la pared,
por cierto en muy mal estado, supongo que ahora estará en
mejores condiciones.

 


                     La singularidad de Odesa no te deja indiferente.

                       

Llegamos a un pequeño llano, pasado la Brecha de Rolando y
preparamos allí la que seria nuestra ultima pernocta, yo
necesitaba un baño como fuera y cerca de donde acampamos
había un arroyo con una pequeña cascada donde me metí una
ducha de infarto de lo fría que estaba, mientras mis compañeros
Esteban y Barni para matar la tarde subieron al Tallion, que al
atardecer me dijeron que la vista de Gavarnie era espectacular.
Yo ya empezaba a tener mis síntomas de mal de “baja altura”
(como yo lo llamo), cuando duermo por los 3000m. me pongo
malo, malo, pero que le vamos hacer, me gusta dormir en las
alturas y pago el peaje con mis nausea, dolores de cabeza etc.

 

                  Tallion y Pico Blanco en los llanos de Salarons

 

Ya por la mañana iniciamos el fin del viaje, si no recuerdo mal
siguiendo a unos isards que llevaban nuestra misma dirección,
cruzar el collado del pico blanco, bajar a saco unos grandes
neveros hasta llegar a los llanos de Salarons, todo un espectáculo
que la naturaleza nos tenia preparado, un descenso en forma de
grandes gradas, verdes praderas, agua, grupos de sarrios y marmotas
por doquier, parecía un homenaje de despedida, ante tanta belleza,
para rematar llegamos a Carriata, que os voy a contar de esas
paredes que parecen imposibles.

 

                           Isards en el paraiso ya cerca de Carriata.

 

El Monte que estaba Perdido lo encontré como un árbol de
navidad, abarrotado de regalos, había tanto para escoger,
con El Perdido, Marboré, Casteret, La Brecha, Salarons, Carriata,
tuve más que suficiente, y se consiguió con un poco de esfuerzo y
mucho de ilusión.

 

 

Sigo pensando que la cumbre como una diáfana esencia te
embelesa para que vayas a buscarla, pero lo más importante
para mi, no es la conquista de la montaña, si no, que el
viaje en si mismo te conquiste.

 


        El Aragon y el Legolas bajando a la tierra media.

 

 

Este ralato está dedicado a mis compañeros de aventura
Esteban y Berni, y en extensión a un lobo estepario.

Esta es la esencia de la vida y su perfume ya nunca mas te abandona, saludos.

 



lbums de Fotos relacionados:

3 Comentarios
Enviado por Gerardo el Monday 30 de March de 2009

Hola Ram, precioso relato "iniciático"... También mi primer tresmil fue el Perdido, en febrero del 85, con nieve a manta. Fue realmente una revelación...
Algunas diapos, espléndidas.

Saludos.
Enviado por Ram el Monday 30 de March de 2009

Gracias Gerardo, esperaba que te gustase, sensaciones que tu y yo sabemos.
Enviado por Ram el Saturday 4 de April de 2009

Hola Mati, como esta? tenemos una conversación pendiente(censurada) a la vuelta del Taga, espero que no te hayan intoxicado demasiado y algún dia la finalicemos voluntariamente. "Iluso de mi"


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