Vaya semanita la del 1 de Mayo, hasta el jueves no tenia decidido en que fregado meterme.
El Tricefalo Cufreda.
Despues de tantas vueltas, preguntándome, ¿Qué objetivo podria plantearme? con la
cantidad de nieve acumulada y en el mal estado en que estaba y despues de lo que me
pasó subiendo al Robiñera hace un par de semanas, hundiendome hasta las orejas.
La respuesta era sencilla: Cientos en los que "fracasar" je,je,je, bueno quiero
decir de acceso practicamente imposible para este humano, la decisión era facil.
Entonces recordé al Tricefalo Culfreda, hace algunos años estuve pillado con esa
intención, desde luego en epoca estival; todo fue consecuencia de una fotografÃa de una
de sus caras norte que vi en un libro de Juan Buyse, una tapia triangular impresionante.
A su cresta de acceso por la Madera no le di demasiada importancia hasta ahora.
Nunca encontré el momento ni la colaboración oportuna para emprender dicha ascensión
y mucho menos en condiciones invernales.
Ya estaba decidido, el viernes cargué la furgo -el Culfreda je,je,je,- y tome rumbo Norte
a pasarlo bien, jejeje como siempre, el humor que no falte.
Sucesos:
Poco antes de llegar a Ainsa (esta vez no llevaba al zorro, ni osito de Mr Beam alguno
que me advirtiera de mis despistes e inconsciencias) y paré a poner combustible a la furgo
que ya estaba seca, mi intención era llegar pronto a Tabernes, estaba informado que se
podia llegar con vehÃculo y hacer una aproximación lo mas cerca del collado de la madera,
y al fin estrenar mi "tienda nicho" de una puñetera vez, cuando el surtidor hizo Clik de deposito
lleno y me dispongo a colgar la manguera en el hueco del gas-oil barato y me doy cuenta
que ya estaba ocupado, HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
Me subio hasta la bilirrubina, le habia metido a mi pobre furgo diesel 40l. de Super95, ya no
quiero ni contar la gasolina que tragué para vaciar el deposito, esto empezaba fatal,
mi logistica se desmoronaba, 2 h. tarde, para que correr...no vale la pena.
El Jefe de la expedición.
El caso es que sorteando neveros en la pista con extrema delicadeza llegué al fin a Tabernes,
donde casualmente encontré otra furgo como la mia allà estacionada, una débil nevada bajo
un cielo encapotado se cernÃa en la zona, me calcé las botas y fuy hacia el ref. que estaba
a 100m. y de su chimenea salÃa un humo muy atractivo.
Nada como un buen fuego en compañia, para purificar el alma.
Que casualidad, me reconfortaba que no solo, era el unico que no se quedaba en casa
para ver desde el sofá el Barça-Madrid y me encuentro a Tachón con unos amigos
alrededor de un magnifico fuego, si es que nunca me arrepiento de salir, como diria
cualquier filosofo, el "Mundo está ahà fuera", despues de los saludos de rigor me hicieron
un sitio junto al fuego, invitandome a cenar con ellos; que reconfortante es este refugio
en invierno, éramos 4 gatos y el perro. Para mi estos son momentos mágicos, como
estar en el pueblo, en casa de la abuela, se respiraba la paz y la tranquilidad de la buena
compañia, casualmente ellos tambien querian hacer la intentona de subir y bajar en el
mismo dÃa el culfreda, mi intento de avanzar y hacer mas leve el tirón al dia siguiente
se habia frustrado por el retraso y el mal tiempo que encontré.
Mis lentejas a la riojana.
Asà que decidimos, al dia siguiente salir juntos y aunar esfuerzos para la traza,
la ruta estaba completamente virgen, solo apta para entidades "inconscientes"
como las nuestras y solo sabiendo que el sol estaria en nuestra parte del cielo.
Salimos sobre las 6:30h ya se percibÃa cierta claridad y si demora nos pusimos
en marcha hacia nuestro objetivo, despues de pasar algunos neveros y cuando ya tocaba
tomar el repechón para la Madera, nos pusimos las raquetas que ya no abandonamos
hasta el regreso. Despues de acumular bastante desnivel con alguna subida y bajada que otra,
nos apercibimos que unos nubarrones cruzaban del lado francés hacia nosotros,
dejandonos sin visibilidad, ante tantas dudas sobre la ruta a seguir tiramos de plano y brújula
para situarnos, el culfreda estaba en nuestro flanco derecho casi siempre visible, el viento
del norte empezó a castigarnos un poco, mezclado con las brumas; pero al fin llegamos
al amplio paso de la Madera, allà realizamos un descanso y comentamos la situación, estabamos
bien de fuerzas, algo inquietos por la situación atmosferica tan variable, nos encontrabamos
próximos a la cresta pero esas nubes imprevisibles en la arista podÃan ponernos en un aprieto.
El Jefe al cuidado de sus corderitos.
A todo esto debo comentar que venia con nosotros el perro de Andrés, un magnifico
animal que se cuido de nosotros con una convicción que va mas alla de lo humano, mientras
nosotros nos alternábamos, él no hacia mas que subir y bajar controlando la estirada cordada
como si fueramos su rebaño, si te retrasabas un poco él bajaba a ladrarte para que tirases
y a la vez subia para alertar al primero, si alguno se despistaba él lo iba a buscar, éramos
su pequeño rebaño de corderitos.
Proximos a la Madera, las brumas...
Nunca habÃa tenido una experiencia de esta magnitud con un perro tan especial, sabedor
de su responsabilidad, capitaneaba con soltura la cordada, mi aprecio, admiración y cariño
por ese animal se queda conmigo para siempre.
Del entorno y el magnifico paisaje sobran palabras, ahà están las fotos... empezamos a
tomar la cuerda de la afilada arista ascendiendo hacia el primer culfreda, casi sin darnos
cuenta el grado aumentaba y la travesia en horizontal nos estaba dando algún susto
que otro (resbalones), Ãbamos por la vertiente norte respetando escrupulosamente
los 3 m. de seguridad con la arista, habia cierto desconcierto, tramos de nieve primavera,
otros con hielo debajo, otros practicamente nieve helada, la opción de ponernos los grampones
no estaba clara, teniamos a nuestra izquierda una caida sin posibilidad de detención, intuÃ
unos 500m. nadie podia tener el desliz de dar con el culo en la nieve, si alguien caÃa
definitivamente lo perderiamos de vista en el abismo.
Collado de la Madera.
Llegamos a un punto de la cresta con un pequeño descenso y a continuación la elevación
de la cresta con mayor grado y exposición, los temores de un corte de placa ya eran menores
para lo que teniamos delante, estabamos bien de fuerzas pero las dudas y las advertencias
del perro nos hizo meditar en voz alta nuestras opciones, que un primero se calzase los
grampones y se adelantase con un cabo para trazar una linea de vida (encordarse
estaba completamente descartado) tecnicamente la opción no teniÃa ninguna garantÃa, ya que
no habÃa donde poner un seguro, clavar piolets o palos en aquella nieve inconsistente no
soportarÃa caida alguna, lo cierto y lo sensato prevaleció, mi "inconsciencia habitual"
se unió a la decisión del grupo, tecnicamente no estabamos preparados para superar lo que
teniamos por delante, la incertidumbre bajo nuestros pies era una caja de bombones.
Es dificil que una foto muestre las dificultades.
Dimos vuelta atras aun con el temor de rotura de placa, emprendimos la marcha por
separado dejando una distancia prudencial entre uno y otro para no concentrar peso
en la ladera, el perro fue el primero en salir cagando leches y a intervalos el resto,
regresamos al puerto de la Madera, donde nos relajamos y cogimos fuerzas con
alimentos, comentamos una y otra vez lo acontecido, convencidos que la decisión fue la
acertada. Supongo que serian alrededor de la 14h de la tarde, toda aquella inmensidad de
nieve era una pastosa tarta, el calor nos deparó un descenso penoso, no se cuantas veces
me di de bruces en la nieve, ya no tenia fuerzas para levantarme, solo la imagen grotesca
de un chuletón con patatas, me animaba a finalizar este periplo.
No lo he dicho antes por razones obvias de la extructura del relato, pero uno de nosotros,
ya habÃa subido al Culfreda en condiciones invernales por otra via digna de todos los elogios,
repito solo uno de nosotros y por increible que parezca, ese era Tachón, ni Paco, ni Javi,
ni Andrés su dueño y por supuesto ni yo. En esa anterior ascensión acompaño a unos
amigos de Andrés a culminar los Culfreda, si esto no os parece interesante ¿Que lo puede ser?
mi suerte es tener el placer de contarlo.
A un paso de la pérfida frialdad.
El Gran Tachón regreso a Tabernes con sus pezuñas doloridas y erosionadas con la nieve
y el hielo, estoy seguro que Andrés le dio la atención y el descanso que merecia, lo que considero,
sin entender mucho de perros, que este es un animal excepcional. Agradezco a Tachón y a
todo el grupo la colaboración y complicidad por llevarme con ellos a disfrutar de una jornada
donde de nuevo tocamos el cielo.
Andres aun con gafas lo vi en sus ojos, ¿Ram que podemos hacer? luego habló...
Como en otras ocasiones quizá sublime mas de la cuenta estas anecdotas, puede ser que las
detalle demasiado, sin rubor, pero son las emociones de las que no me averguenzo
y deseo compartir, puede que el responsable sea algún ego de los que conoce mi amigo
Gerardo, peró tan se ma amb fot, este soy yo, seguro con defectos y aciertos, pero estas
son mis historias.
El Gran Tachón.